1- Las torres solares se recargan de una fuente inagotable de energía.
Las torres y generadores de energía tradicionales, que durante muchos años fueron la única alternativa para satisfacer las necesidades energéticas de grandes industrias, utilizan combustibles fósiles para su funcionamiento. Este tipo de generadores y torres deben ser recargados frecuentemente para garantizar su continuidad operativa.
Las torres solares se recargan con energía solar mediante sus paneles fotovoltaicos. Las torres solares no requieren ninguna recarga externa, siempre que sus paneles estén expuestos al sol.
2- No emiten gases de efecto invernadero (GEI).
Los equipos cuya principal fuente de energía es el diésel convierten el carbono y el hidrógeno en dióxido de carbono (CO2) durante su proceso de combustión.
Durante 2015, la minería del cobre en Chile emitió más de 5,7 millones de toneladas de CO2. La alta emisión de estos gases está directamente relacionada con el consumo de combustibles fósiles en sus faenas.
Los paneles fotovoltaicos de las torres solares no generan GEI durante su proceso de generación de energía que podría resumirse en dos pasos:
Tomar la energía solar y mediante el efecto fotoeléctrico convierten esa energía en corriente continua.
El inversor transforma esa corriente continua en corriente alterna que es la forma en que se consume generalmente la corriente eléctrica.
De esta forma las torres solares pueden generar corriente eléctrica de forma limpia, sin generar dióxido de carbono.
3- Las torres solares no producen contaminación acústica.
Las torres que utilizan motores de diésel generan ruido durante su funcionamiento. El nivel de ruido puede llegar a ser de hasta 63 dB (A) a distancias de 7 metros.
Esto en términos prácticos, se traduce en que solo dos torres de diésel generan más ruido que:
16 personas conversando simultáneamente en una oficina
O que una moto sin silenciador
Y hasta más que un taladro hidráulico.
La generación de energía de las torres solares es totalmente silenciosa.